

Mientras en Lima y muy específicamente en el Virreinato, había un tremendo pesar, el Virrey del Perú, Don Ambrosio debía dejar tan alto cargo, era destituido, era alejado de tan alta responsabilidad, con alegría de sus envidiosos y no muy cercanos, que no podían aceptar que un extranjero, tuviera tantas especiales deferencia de la Corte.
Lo lamentable, si muy lamentable es que Don Ambrosio, atribuía este alejamiento de tan alto cargo, a la presencia de Bernardo en esta tan desastrosa conspiración.
Cuan equivocado estaba nuestro muy respetado Don Ambrosio, ese cargo, sí ese cargo, específicamente de Virrey, tenía por principio, una duración de no más de cinco a seis años y, estos ya estaban sobrepasados, se agrega a este caso, que Don Ambrosio, ya pasaba los ochenta años de edad, tremendamente ajetreados, lleno de sinsabores con los enfrentamientos experimentados con los mapuches, sus permanentes largos y penosos recorridos, por sus dos travesías por la cordillera y no me cabe la menor duda, el peso de la conciencia, por el total abandono de su hijo, a quien le dio dinero, pero no le dio su nombre y no le dio amor de padre.
Han pasado cerca de dos meses y, nuestro estimado padre de Bernardo fallece en Lima, sin familia y, en compañía solamente de sus servidores más inmediatos.
Triste final de un gran hombre, triste final de un gran Gobernador de Chile, considerado como el más grande y eficaz en este puesto, muere un brillante Virrey del Perú.
Esta noticia, aunque tarda un poco, pero llega rápido a conocimiento de Don Nicolás, además conoce que ha dejado a Bernardo, una significativa herencia, increíblemente hace que todo cambie, Bernardo pasa a ocupar otro lugar mucho más cómodo, la familia se torna más comunicativa, pasa a ocupar un lugar en el comedor de la familia, les es entregada una cantidad de dinero poco usual, el tratamiento es totalmente familiar, de un acercamiento poco practicado hasta este momento, Bernardo no acierta a entender nada.
Pasan algunos días y Don Nicolás, llama a Bernardo a su oficina y luego de solicitarle que se ponga cómodo, le narra lo acontecido, mi joven héroe, a pesar de ser muy impactado por esta noticia, no experimenta ninguna sensación especial, no sabe si expresar dolor de hijo, que nunca lo fue, o pesar por haber perdido a un padre que nunca así lo sintió o como joven agradecido de su protector, que sí lo experimentó, la verdad es que no podía reaccionar ante ninguna de estas tristezas.
Alguien dijo alguna vez: como nos cambia la vida…..¿es este el inicio de la felicidad de mi joven héroe?, es importante señalar, que me estoy refiriendo única y exclusivamente hasta que mi joven héroe, logra ser legalmente reconocido como Bernardo O´Higgins Riquelme, desde ahí en adelante, es parte de otra historia y, le deseo a mi joven Bernardo, que esta felicidad que se está iniciando, dure hasta la eternidad.
Como ya lo he hecho notar, Don Nicolás ha experimentado un comportamiento marcadamente especial, ha entregado dinero a Bernardo, que le ha permitido cambiar sus vestimentas y calzados, que ya no le quedaban señales de vida útil.
No resulta difícil, pero el cambio de Bernardo es totalmente distinto, es irreconocible, es todo un caballero, lo primero que le vino a la cabeza, fue cual sería la impresión de su Charlotte, al verlo con estas vestimentas, realmente señorial.
Contando con la total aprobación de Don Nicolás y con el dinero correspondiente, inicia los preparativos para lo que será realmente su viaje de regreso a su país, ¿lo reconocerá su querida madre, como serán sus hermanas? ¿Cuánto tardará para poder abrazarlas? Tantas interrogantes ya no tienen cabida en su trastornada mente.
COMO NOS CAMBIA LA VIDA
Podría hacer uso, muy justificadamente, de algunos dichos campesino o de la ciudad, tales como:
No hay mal, que dure cien años
Más vale tarde, que nunca
Quien mal hace, mal acaba
Quien ríe último, ríe mejor
Todos los pecados, se pagan aquí en la tierra.
Estoy más que convencido que, podría escribir un libro, con este tipo de dichos, pero he creído que con estos, estaré interpretando, parte de lo ocurrido a mi héroe.
Este acontecimiento, lamentablemente por un lado, pero feliz en definitiva, dado que el lamentable fallecimiento de Don Ambrosio O´Higgins O´Higgins, pereciera que con ello se pondrá fin a todos los sufrimiento de Bernardo, el fallecimiento de quien fue un brillante Gobernado General de Chile, considerado como el mejor, el fallecimiento de quien fue Virrey del Perú, el fallecimiento de este tan peculiar padre, el fallecimiento de quien prometió matrimonio a María Isabel y, no lo cumplió, finalmente, desde todo punto de vista, en absoluto resulta ser un padre ejemplar, pero por lo menos, lo fue casi normal.
Sin embargo, hay que reconocer honestamente, que si bien es cierto, no existió el clásico amor paternal, por lo menos, afortunadamente hubo una importante preocupación de su parte, cual fue, la muy especial preocupación por su educación, en los mejores establecimientos de esa época, fundamentalmente, por los equipos de profesores, todos sacerdotes, de reconocida capacidad docente y, tranquilidad económica, que a no ser por la presencia de estos usureros judío, los resultados hasta aquí, habrían sido muy distintos.
Alguien dijo en ocasión: el ayer no existe, no puede ser modificado, el futuro no existe, es solamente una ilusión, el presente es tan efímero, que es ayer y es futuro. De lo dicho precedentemente, se podría concluir y quizás sin incurrir en errores, el casi presente hay que vivirlo con marcada intensidad. En ese entonces, las noticias viajaban lentas pero seguras y, con esa misma rapidez viajó parte del testamente de Don Ambrosio que legaba a Bernardo una no muy despreciable herencia.
Veamos el otro lado de la moneda de Don Ambrosio, desde hacía mucho tiempo, se había preocupado de parte de su familia, como lo es el caso de sus sobrinos Tomás y Carlos Higins Welch, a quienes se había encargado de instalarlos en el Perú, en busca de un mejor futuro, estos dos sobrinos, también pasaron a formar parte de esta ya referida herencia.
Como nos cambia la vida, no está demás volver al cambio tan notorio de Don Nicolás, en relación a Bernardo, al conocer la herencia y fundamentalmente la parte de Bernardo. Desde luego que en absoluto resulta extraño esta actitud, en la actualidad y quizás en estos mismo momentos, cuantos desacuerdos y cuantas luchas intestinas entre familiares, por el contenido de determinadas herencias, es entonces que deberemos justificar, a lo obrado por Don Nicolás.
No me cansaré de repetirlo, como nos cambia la vida, Bernardo ahora era invitado y aceptado en las tertulias que se celebraban en la casa de la familia De la Cruz, ya se ha dicho pero es saludable repetirlo, cambió hasta su lugar de alojamiento. Bernardo no podía entender, el porqué de todos estos cambios tan repentinos, tan exagerados, tan violentamente distintos, hasta hace tan poco tiempo.
También es importante indicar, que Bernardo hasta este momento no conocía del fallecimiento de su padre y de la existencia de aquella herencia.
Bernardo en conocimiento de esta transformación experimentada por Don Nicolás, estima que es apropiado lograr su autorización y apoyo, para realizar las gestiones del caso para el retorno a su país.
Bernardo ya es todo un hombre, veintitrés para veinticuatro años, le otorgan la posibilidad de actuar en forma independiente, bueno, ya tiene más que alguna costumbre para llevar a efecto estas determinaciones.
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Graves conflictos por fallecimiento del virrey y, como nos cambia la vida