

FALLIDO REGRESO A CHILE
Este viaje revestía características muy especiales, dado que se trataba de un grupo de varios buques mercantes, con destino a las américas y, dadas las circunstancias, lo harían fuertemente protegidas por navíos de guerra.
Se inicia el viaje, Bernardo no podía llegar al total convencimiento que esto era una realidad, alegría, dicha, felicidad, que ganas de poder gritarlo a los cuatro vientos, miraba como lo que iba dejando, era su pasado y su presente lo estaba regresando a su terruño.
Claro que no lo es, pero por su narrativa, aparecerá como una destacada telenovela, la que podrá entregar a los televidentes, expectación, alegría, tristeza, rabia, amargura, nostalgia, gran cariño por el actor principal, dado sus sinnúmeros inconvenientes.
Y, pensar que no serán los últimos, como poder pedirle al destino, alguna pequeña ayuda, como poder pedirle al destino, un poco de amor de ternura, claro esto es imposible, pero, como en el pedir no hay engaño…
Tres a cuatro días, quizás más, quizás menos, la alegría no deja espacio para pensar, solamente para experimentar felicidad y, cada vez más alegría y solamente alegría.
Que rabia, sí que rabia, falta algo para amanecer, todavía hay oscuridad, todavía hay tranquilidad, ¡todavía se siente el ruido del mar!, roto por la quilla del buque, que desea avanzar rápido, hacia el punto de felicidad de mí ahora joven héroe, su suelo natal.
Bueno, pero la felicidad completa no existe, porque siempre hay o debe haber un pero, sí en este casi amanecer, se escucha un fuerte ruido que se repite, grandes carreras, grandes voces de mando, grandes voces llenas de nervios, hacen que Bernardo, a medio vestir, pueda llegar al puesto de mando de la nave, al lugar donde se encuentra con su amigo el Comandante, que lo recibe muy preocupado, se le acercan embarcaciones de gran calado, de gran porte, de gran cantidad de velas, de gran cantidad de mortíferos cañones.
Bernardo colabora a su amigo en la identificación de las naves que se acercan y se acercan disparando, no hay equivoco, son naves inglesas de guerra y están pidiendo la inmediata rendición, caso contrario, según el código del mar, irremediablemente serían echados a pique, es decir hundidos.
A todo esto, Bernardo convertido en un destacado personaje, interprete entre ambos Capitanes, el Capitán español y el Capitán Inglés.
La nave española es tomada por los ingleses y todos su tripulantes hechos prisioneros, entre ellos nuestro Bernardo, ¿Qué significado tiene todo esto?¿es que no podré llegar a mi país?¿es que lo conversado y adoctrinado por Francisco de Miranda, no tendría efecto?¿significa esto que realmente esto es mi suerte?¡esto será realmente mi suerte! No puede ser verdad...
Bernardo ya en la nave inglesa y, frente al Almirante, quien comandaba este buque de guerra, lo sometió a un detallado y prolongado interrogatorio ¿Quién era este personaje?¿estaba protegido por no ser español?¿era un espía inglés?¿le entregaría antecedentes importantes, de los buques españoles? Cuando el Almirante determinó que solamente se trataba de un chileno, que viajaba hacia el sur, ordenó que fuera considerado entre los prisioneros españoles.
¿Esa carta tan importante?, claro, este era la oportunidad para poder verificar cuál era su real valor. Antes que lo enviaran con los otros prisioneros, a la bodega del buque, Bernardo solicitó al Almirante, la posibilidad de hacerle entrega de un documento.
Terminada su lectura, el Almirante no dejaba de mirar detenidamente a Bernardo, ¿era posible que la más alta autoridad de la armada inglesa, hubiera hecho entrega de tal documento? La verdad que no se trataba de un documento, era una orden que no admitía discusión alguna, era darle lectura y darle cumplimiento, ¡así de simple!
Desde luego que Bernardo, no fue enviado junto a los prisioneros españoles, el Almirante dio las instrucciones del caso, para que mi joven personaje, fuera acomodado en un camarote especial, para estos efectos, fuera delicadamente alimentado y otorgadas las bebidas que fueran del caso. Para estos menesteres, le fue asignado un Teniente de la Armada Inglesa, con órdenes claramente señaladas.
Y, quedaba pendiente algo también muy importante, debía ser desembarcado en el lugar que él señalara, en la Península obviamente y, cansado como estaba, se sumió en profundo y muy cómodo sueño.
Al despertar y ya delicadamente desayunado, le fue permitido subir a cubierta y pudo constatar que se estaban acercando al puerto de Gibraltar, según se lo indicaba el Teniente a su cuidado.
Todo esto ocurría, en que Bernardo fue desembarcado junto a los prisioneros españoles. Al fin libres pero sin ninguna de sus pertenencias, sin más ropa que la puesta, sin dinero, sin nada de nada. Salvo su gorra con las instrucciones de su amigo Miranda, muy bien guardadas.
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Fallido regreso a Chile






