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Si hoy resulta con especial dificultad, todo trámite judicial,  fácil es imaginarnos lo que podía suceder en ese entonces. Además de lo ya indicado, se debía sumar, las enormes distancias que había que recorrer, para dar solución a nuestro caso que nos preocupa, como ser viajar de Santiago a Lima, ida y vuelta.

 

Al margen de todo lo anterior, se inicia la aparición de innumerable cantidad de cobros especiales, con orden perentoria de cancelación.

 

Sin embargo, es importante hacer notar, la enorme felicidad que significó conocer a su madre, poder recibir ese cariño desconocido y que tanto se imaginó, conocer a Rosita y a Nieve, sus dos medias hermanas.

 

Su madre y sus hermanas, no podían estar en peor situación económica, era lamentable en la forma que debían vivir, luego de haber sido una importante familia del lugar, pero afortunadamente, todo ello empezaba a formar parte del pasado y, muy especialmente con la llegada de este niño maravilloso.

 

Luego de pasados estos memorables felices momentos de felicidad, sin límites, decide viajar a Los Ángeles, para poder conocer y tomar verdadera conciencia, de lo que había recibido como herencia, sin embargo, la felicidad completa, aun no podría ser completa, por la aparición de incontables acontecimientos.

 

De esta manera debe enfrentar la responsabilidad que le espera, al asumir en propiedad la hacienda La Cantera, que además de lo extenso de su territorio, poseía una gran cantidad de ganado, entre vacunos, caballares y otros.

 

Me he referido a inconvenientes, para asumir en definitiva la pertenencia de la hacienda, para ello no debemos olvidar, que Don Ambrosio, dejó en su testamento, el legado de la hacienda, a Don Bernardo Riquelme.

 

Afortunadamente aparecen dos especiales personalidades, que fueron amigos íntimos de Don Ambrosio, que gracias a sus consejos e importantes gestiones, determinaron viajar a Lima, para allí buscar una adecuada solución a la posesión de la hacienda. Estas personas tan importantes fueron, Don Juan Martinez de Rosas y Don Tomás Delfín.

 

Al calor de lo acontecido, esta gestión, no aparece afortunadamente, haber sido en extremo difícil, con los albaceas, ya que como resultado final, se logró que fuera autorizada, la toma de posesión de la hacienda, colocando solamente algunas cláusulas menores, que fueron rápidamente solucionadas.

 

Durante los años 1802 y hasta 1806, Bernardo vivió fundamentalmente en Chillan y, como era de esperar, su notoria preparación intelectual y amplio dominio de algunos idiomas, para esa época constituía toda una muy especial distinción, lo destacaron muy prontamente.

 

Sin embargo dedicó gran parte de su tiempo en administrar la hacienda, entregando todo lo aprendido en Europa y a los libros que traducía, en beneficio de su gestión.

 

Estableció sistemas de mejoras, fundamentalmente para sus inquilinos, mejoras en el manejo de instrumentos agrícolas y otros también dedicados al manejo de la reproducción del ganado, lo que resultó muy positivo y que rápidamente fue ampliamente conocido en el sector y por ello fue muy respetado por sus pares.

 

Luego de varios inconvenientes menores, decide iniciar la construcción de la casa patronal, la que fue rápidamente terminada y en la que vivían muy cómodamente y muy alegres, su madre y hermanas.

 

Logró progresos insospechados en el manejo de su hacienda, especialmente en el trato y entrega de mejoras a su personal de inquilinos, que antes  no los tenían, como lo fue la producción de leche y las nueva pariciones, todo ello de provecha para su personal, es más termino de construir un molino exclusivo para sus inquilinos.

 

Como resultado, de esta especial dedicación al cultivo, crianza de ganado y tratamiento a su personal, logró alcanzar una gran prosperidad, consiguiendo un éxito sorprendente, junto al amor de su madre y de sus dos hermanas, Rosita y Nieves.

 

Algunas voces señalan, que Bernardo lo fue por respeto y otros por temor, que mientras Don Ambrosio permaneció con vida, jamás se permitió, ni lo pensó siquiera, usar el apellido O’Higgins y, solamente fue identificado como Bernardo Riquelme, como ya todos lo sabemos.

 

Nuevamente estos dos amigos de Don Ambrosio, Don Juan Martinez de Rosas y Don Delfín, le ayudaron a legalizar su nombre como Bernardo O’Higgins Riquelme, para lo anterior, se hizo especial y fundamental uso de la Acta Bautismal, a la cual los albaceas, no hicieron mayor inconveniente.

 

Finalmente Bernardo, con algo de timidez, primero se identificaba como Bernardo O’Higgins de Riquelme, pero al poco caminar, lo tenemos como:

 

 

BERNARDO O’HIGINS RIQUELME

24 años de edad

 

 

 

Página N° 28

No todo es fácil, cuando todo es difícil

FIN DE ESTE TRABAJO

 

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