

Segundo viaje
La familia Albano, con gran pesar y dolor, por el gran cariño que sentían por Bernardo, considerado ya como un verdadero hijo, criado a las muy buenas costumbres de esa familia, se habían más que acostumbrado a su presencia, no podían soportar esta determinación, que les fuera quitado de sus vidas, a este tan regalón, casi hijo de ellos.
Todo fue preparado, cariñosamente preparado, por la propia Doña Bartolina, quien con lágrimas de dolor, no podía aceptar que le fuera quitado de su amor, a su niño Bernardo, al gran amigo de su hijo Casimiro, realmente había llegado un momento en que lo consideraba como su verdadero hijo.
Nuevamente aparece el ex Teniente Tirapegui, pero ahora es nada menos que el señor Capitán Tirapegui y dos suboficiales, esta vez, no identificados, que otra vez, deben cumplir tan delicada misión, de devolver a Chillán a Don Bernardito.
Esta vez se debían cumplir las misma exigencias que las anteriores, total ocultamiento, nadie podía sospechar de lo que estaba ocurriendo, nadie podía conocer que se estaba trasladando a un hijo de la más alta autoridad del país, desde Talca hacia la ciudad de Chillán, idealmente por el mismo sendero que el realizado anteriormente.
Toda la familia, sus padrinos y su gran amigo Casimiro, estaban más que tristes con esta desagradable noticia, que Bernardo debía regresar a Chillán, pero había un personaje que no podía entender nada de nada, no ha podido vivir con su madre, no conoce a su padre, vivió un maravilloso tiempo con Doña Juanita, ha vivido un tiempo que será imborrable, con sus padrinos, ¡con sus padres!, otro cambio, ¿Por qué?
Aquí, sin que nadie se lo dijera, pudo darse cuenta del significado de una familia, la presencia de un padre respetado, una madre amorosa y tierna, que solamente sabe entregar preocupación y amor y, un casi hermano.
Aquí que ha vivido tremendamente feliz, aquí que estaba aprendiendo a conocer lo que es realmente esa dicha, una vez más un personaje, que demuestra tener una gran autoridad, más que la de su padrino, ha ordenado que él, sea devuelto a Chillán, ¿Por qué?, cuando aquí es tremendamente feliz, es que ese señor de tanto poder, no desea que sea realmente feliz, su padrino algo le ha conversado, diciéndole que es su padre, ¿padre? porque no lo ha visitado, porque su madre no lo ha visitado, porque ellos no viven juntos, al igual que sus padrinos, porque él no puede vivir con sus padres, ¿por qué él, por qué él?
Como pasa el pícaro tiempo, Bernardito ya no es un paquete humano de mucho cuidado, que debería viajar en los brazos de Tirapegui, ahora lo podrá hacer a caballo, como un verdadero y avezado jinete, ahora se enfrentará al valor de los jinetes enviados por su ¿padre?, ahora no deben llamarlo Bernardito, ya tiene 10 años, por lo tanto debe ser considerado como Bernardo, cuando más, Señorito Don Bernardo, siguiendo las costumbre del momento.
A pesar de la gran tristeza que esta determinación de Don Ambrosio, estaba produciendo en esta amorosa familia de sus padrinos, Doña Bartolina ayudada por los sirvientes, preparó una gran fiesta de despedida, donde hubo tristeza, alegría, gran alegría, entrega de gran amor, de lo que Tirapegui pudo ser testigo presencial, al tiempo que poder participar de este momento.
El Capitán Tirapegui, anotaba en su mente, todos estos momentos de gran entrega de amor para Bernardo, de estos momentos de felicidad de Bernardo, como también de una gran tristeza, por lo que significaba su alejamiento de esa maravillosa familia.
Tirapegui, contaría con gran detalle todas estas felicidades entregadas a Bernardo, todas esta felicidades vividas por Bernardo, su padre, tendría que conocer, que su hijo, o como quiera llamarlo, era amado y era tremendamente feliz.
Esta alegría solamente pudo ser interrumpida, por el acercamiento de la llegada del anochecer, en ese hogar quedaba la nostalgia de haber conocido y haber podido tener tan cerca a un maravilloso muchacho, lleno de alegría, lleno de felicidad, pero que ahora, en su juvenil rostro, había expresión de pesar, de tristeza.
Queridos padrinos, ¿por qué debo regresar a Chillán?, ¿regresaré a una casa donde estarán esperándome mi querida madre y mi adorado padre? ¡Qué felicidad más grande!, ya creía que ellos no existían, dado que nunca han venido a verme.
Aquí con ustedes he aprendido a conocer la existencia de un hogar, junto a mi padrino y a usted querida madrina, he aprendido a tener un hermano con Casimiro a mi lado, con el cual he realizado enormes recorridos a pie, a caballo en carta, a bañarme en el rio, bajo la atenta mirada de uno de sus inquilinos, he aprendido a conocer la felicidad, la enorme alegría de recibir el cariño de todos ustedes, ¿es entonces que esto mismo lo recibiré cuando regrese a Chillan?
Querida madrina de mi alma, querido padrino que respeto y amo con toda mi alma, querido hermano Casimiro, no quiero irme del lado de ustedes, aquí aprendí a conocer lo que es seguridad, confianza, cariño, alguien importante, aprendí a conocer que se siente cuando uno puede entregar lo mismo y ello es muy bien recibido y reconocido.
A pesar que ustedes me aseguran que estaré junto a mis padres, siento una enorme y gran pena el tener que alejarme del lado de ustedes, los amo, los amo, por favor, no me olviden nunca, se los suplico, háganme una firme promesa de esto.
Este regreso a Chillán, fue muy pero muy diferente, al realizado de Chillán a Talca, en el primero, viajaba un niño muy delicado y protegido, mientras tanto que ahora lo haría un muchacho de 10 años, con la experiencia de lo vivido en la hacienda de la familia Albano, ahora ya todo un jinete independiente, seguro de sí mismo, ya transformado en un verdadero señorito de la época. Esta viaje, él lo solicitó que fuera de igual a igual, el Capitán Tirapegui le aseguró que así se haría, pero solamente por complacer, al hijo de su tan distinguido Jefe.
Desde luego que este regreso fue diferente al anterior, pero los cuidados hacia Bernardo o el señorito Don Bernardo, fueron revestidos de cuidados mucho más rigurosos que el anterior, dado que ya no se trataba de un niño, que recibía lo que se le entregaba, ahora era un joven que de alguna manera exigía que, y como le fuera entregado.
Bernardo, a pesar de su corta edad, había solicitado al Capitán Tirapegui, que le permitiera realizar, la mitad de las que debieran realizar para este viaje y, solamente fuera ayudado cuando él lo solicitara. Desde luego que el Capitán Tirapegui accedía a todas esta peticiones y las mantenía en su mente, para ser traspasadas a su Jefe cuando llegara la oportunidad.
Señor Tirapegui, me trae a la memoria, muy débilmente por supuesto, nuestro viaje desde Chillan hasta Talca, cuando yo era un paquete, un niño que viajé en sus preocupados brazos, ahora, desde otro momento de mi memoria, me imagino su gran preocupación, dada mi corta edad y que este bulto, era nada menos que el hijo de su exigente jefe.
Usted muy preocupado de mi protección, tanto personal como de mis vestimentas, para protegerme de los fríos reinantes y, los dos suboficiales, actuando como hábiles cocineros, en general, todos preocupados de proteger mis sueños.
En ese entonces, yo era realmente un verdadero muy delicado paquete, no era capaz de hacer nada, una por mi corta edad y, que realmente no era capaz de hacer nada, todo me era entregado por el delicado cuidado de ustedes.
Usted y los suboficiales a sus órdenes, fueron mis reales protectores y guardianes de mi vida, ahora, a una nueva edad, los miro desde otro punto de vista, ya que tengo otra edad, más maduro, que pretensión verdad, sin embargo ahora que estamos de regreso a la inversa, desde Talca a Chillán, no entiendo de que se trata todo esto.
No entiendo estos viajes, por lugares totalmente apartados, si bien es cierto ahora lo hago como un jinete más, pero usted y sus subalternos, no me dejan realizar ninguna actividad y cuidan de todos mis movimientos, ¿de qué se trata todo esto?, quizás señor Tirapegui, ni usted mismo tendrá una respuesta a mi preocupación.
Algo debo confesarle, entiendo la muy especial preocupación de mis padrinos, que me entregaron amor, ternura, gran preocupación, mi madrina me enseñó a leer y a escribir, bueno eran mis padrinos y, los sentí como mis verdaderos padre, a pesar que ello aun no lo entiendo, porqué mi madre y porque mi padre, no han estado junto a mi lado en estos dos viajes, ¿Qué pasa, que sucede?¿tengo aquellos padres preocupados que aprendí a conocer en casa de mis padrinos? ¿Realmente no tengo padres?
Señor Tirapegui, ahora tengo otra edad, en casa de mis padrinos, aprendí a conocer la gratitud, aprendí a conocer qué significado tiene el sacrificio.
Esa gran preocupación, ese gran sacrificio realizado por usted y los dos suboficiales, esa gran responsabilidad, palabra que me enseñaron mis padrinos, todo lo anterior lo veo realizado por ustedes y, de ello estoy más que seguro, promesa que me hago a mi corta edad, estoy aprendiendo su real significado y, espero que estas actitudes de ustedes, las que agradezco, me sean de gran utilidad en mi futuro, que no acierto a entender qué significado pueda tener.
Bernardo al llegar a Chillán fue internado de inmediato en el colegio, Seminario de Naturales, donde recibiría su educación correspondiente y, por decantación, el aprendizaje del idioma mapuche, que lograría dominar ahora a la perfección.
en beneficio de la claridad histórica, he considerado de toda necesidad, comentar algunos aspectos de este Seminario, de sus integrantes y propósitos, obviamente que para ello, los debo invitar a remontarnos al período de la colonia, entonces es así, que un día 24 de junio del año 1756, llegan a Chillán, con la misión de cubrir en este lugar la falta de misioneros y la necesidad de difundir la fe cristiana y ayudar fundamentalmente, a la evangelización de los naturales, en otras palabras de los indios, o naturales como eran identificados.
En ese entonces, se confió al cuidado de la misión de los franciscanos, el territorio pehuenches, ubicados en el sector cordillerano y, a los del llano a cargo de los jesuitas.
El primer establecimiento educacional de importancia, que se estableció en Chillán, fue el real Seminario de Nobles Araucanos o Colegio de Naturales, establecimiento que estaba destinado única y exclusivamente a los hijos de los Caciques Araucanos, como una manera de lograr su pacificación y evangelización.
Este colegio de Naturales, debió cerrar sus puertas, debido a un levantamiento indígena, más tarde, reinició sus actividades luego de numerosos acontecimientos menores y, ya en forma definitiva, se reinaugura con el nombre de Seminario de Naturales, pero esta vez a cargo de sacerdotes Franciscanos.
Es en este seminario donde Bernardo recibe su educación formal, ya que en casa de sus padrinos había aprendido a leer y escribir, recibe el personal cuidado del rector Fray Francisco Javier Ramírez y, los sacerdotes Blas Alfonso y Gil Calvo, fueron sus profesores e instructores.
En este colegio Bernardo no era un alumno común, era nada menos que el hijo del Gobernador de Chile don Ambrosio, quien dio a este seminario, su más amplio apoyo, tanto de estado como económico, llegando a establecer un reglamento para su normal funcionamiento, como podremos concluir, al parecer, tenía alguna influencia en dicho establecimiento y, nos queda contestada la pregunta, del por qué, Bernardo dominaba, con tanta fluidez, el idioma mapuche mapudungun.
Bernardo aprendió a conocer otro sentido de vivir en familia, los sacerdotes que dominaban con total conocimiento, los delicados secretos de la enseñanza, lograron adentrarse en el interior del alma de Bernardo, tanto es así que al Rector, lo llamaba Taitita, que era en realidad, como se distinguía a los abuelos.
Es digno mencionar a algunos franciscanos, tales como el padre Ramírez que nos ha dejado su obra titulada: Coronicón Sacro Imperial de Chile y, la obra del padre Miguel Ascasubi cuyo título es: Memoria histórica sobre La Revolución de Chile desde el cautiverio de Fernando VII hasta 1814.
Y, la otra pregunta ¿por qué en este tipo de colegio?, habida consideración de la existencias de otros, con matrícula para los hijos de la sociedad fundamentalizada de ese entonces, pregunta resuelta, en el colegio de los naturales, nadie le preguntaría a Don Ambrosio, la procedencia de ese niño no araucano, matriculado, e interno en ese instituto.
En este colegio de los Naturales, Bernardo afianzó su calidad de lectura, matemáticas, religión, latín y, como no era un alumno común, recibió especial preocupación por su enseñanza, además de afecto de sus profesores, con algunos de los cuales tendría feliz encuentro durante su gobierno.
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